Español abajo
We were at a parade and my son couldn’t see anything. Around me Dads had vaulted their kids up onto their broad shoulders but my son was still squirming on the street desperately peeking through a forest of legs. I gathered all my strength and hauled him up. But the Dads around me were taller and stronger. So, it seemed pointless. And, I could only hold him up for a brief minute or two before he had to come down again. I was neither strong nor tall enough to be his tree. I looked around and wished someone would notice the child’s plight and come to his aid, but no one did.
I continued to look around for trees to lean against and to climb while I was raising my son. I could have used a tree when I tried to convince the school that he was being bullied. Would they have heard me better if there was a man with me, making the case? I could have used a tree when people made unkind comments about the color of his skin and then laughed it off as a joke. It made me uncomfortable. I struggled as to how to respond. “Should I fight back? Should I let it go?” I really could have used a tree then.
This Gospel made me think of all those who may need trees to climb or lean against to get out of their predicament. Do we notice them? Are we willing to be their tree? Are we prepared to plant some trees so that they too can catch a glimpse of something better…of Jesus?
Look for Reflection Guides for personal, faith groups and family use at
https://mission.maryknoll.us/en-us/reflectionguidesordinarytime2022-1
Ni fuerte ni lo suficientemente alta como para ser su árbol
Ser madre soltera te cobra la factura en los lugares más inesperados. Recordé uno de esos lugares recientemente mientras reflexionaba sobre el Evangelio donde Zaqueo trepa a un árbol para ver a Jesús.
Estábamos en un desfile y mi hijo no podía ver nada. A mi alrededor, los papás habían subido a sus hijos sobre sus anchos hombros, pero mi hijo todavía se retorcía asomándose en la calle desesperadamente a través de un bosque de piernas. Tomé todas mis fuerzas y lo levanté. Pero los papás a mi alrededor eran más altos y más fuertes. Entonces, parecía inútil. Y solo pude sostenerlo por un breve minuto o dos antes de que tuviera que bajarlo de nuevo. Yo no era lo suficientemente fuerte ni lo suficientemente alta para ser su árbol. Miré a mi alrededor y deseé que alguien se diera cuenta de la difícil situación del niño y acudiera en su ayuda, pero nadie lo hizo.
Continué buscando árboles para apoyarme y treparlos mientras criaba a mi hijo. Podría haber usado un árbol cuando traté de convencer a la escuela de que estaba siendo intimidado. ¿Me habrían escuchado mejor si hubiera un hombre conmigo, defendiendo el caso? Podría haber usado un árbol cuando la gente hacía comentarios desagradables sobre el color de su piel y luego se reía como una broma. Estas situaciones me hicieron sentir incómoda. Luché en cuanto a cómo responder. “¿Debería contraatacar? ¿Debería dejarlo ir? Realmente podría haber usado un árbol.
Este Evangelio me hizo pensar en todos aquellos que pueden necesitar árboles para trepar o apoyarse en ellos para salir de una situación difícil en sus vidas. ¿Los notamos? ¿Estamos dispuestos a ser su árbol? ¿Estamos preparados para plantar algunos árboles para que ellos también puedan vislumbrar algo mejor... de Jesús?
Winnie López
Educación Misionera Maryknoll